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Manipuladores, que sois unos manipuladores

Manipuladores, que sois unos manipuladores

Ser periodista es difícil. Estás rodeado de tópicos, de prejuicios, de dificultades y de problemas. Ser periodista no es una profesión alegre. Es una profesión ingrata. Es una profesión compleja. Es una profesión diferente. Pero os aseguro que es la profesión más bonita del mundo.

Que nadie piense que este post se corresponde a un mal momento. En absoluto. Estoy satisfecho con mi trabajo y con mi empleo. Se puede estar mejor, pero yo no tengo queja. Este post se refiere más bien a una conversación que tuve el viernes, comiendo con los compañeros del trabajo. Normalmente, los periodistas somos tremendamente desagradables cuando nos juntamos tres o cuatro, porque casi siempre hablamos de periodismo. Cuando además de los periodistas hay una persona en la conversación que no se dedica a ello, se aburre como una ostra. Pero a lo que iba. Que estábamos hablando de la profesión y quería compartir en el blog algunas reflexiones.

Son curiosas las reacciones de la gente cuando le dices que eres periodista. Suele haber una reacción de admiración, en plan "qué apasionante debe ser...". La gente, sobre todo la que es muy ajena a la profesión, cree (o al menos es la impresión que tengo) que participamos en conspiraciones políticas, en sucesos escabrosos, en exclusivas mundiales o en magnos acontecimientos. Nada de eso. Nos enteramos primero de muchas cosas, eso es cierto. Pero a nivel local, son pocos los que viven esas apasionantes aventuras. Pero en general, para muchos tenemos 'buena' imagen.

Luego están los que te miran con desprecio o directamente te lanzan un comentario crítico. Esa es la parte de 'mala' imagen. Esta imagen injusta nos la solemos ganar gracias a la televisión y al cine. Por ejemplo, cuántas veces habéis visto, en una escena policíaca (pasa mucho en CSI -María, esperamos ese post con ganas-) al jefe decir "Mantened alejada a la prensa", "Que alguien se ocupe de esa carroña", "Malditos periodistas, lo van a echar todo a perder". Los 'pogramas' del corazón no ayudan mucho tampoco. Los 'compañeros' (me parto) que salen en ellos, además, hacen un uso de la palabra 'periodista' que llega a cansar. Bueno, esa gente que nos mira mal piensa que no tenemos escrúpulos, que cualquier cosa que oigamos o veamos nos sirve para sacar una noticia (hay gente que llega a decir "eso no lo publiques, ¿eh?" cuando estás tomándote una caña... claro, que pienso yo "uy sí, que falsifiques los tiques de la ORA es la noticia del siglo"). Piensan que engañamos a la gente. Que mentimos, que manipulamos... en fin, los tópicos de siempre.

La reacción de la gente también depende de la tendencia política del interlocutor. Por ejemplo, ante un mismo tema, uno de izquierdas  un superprogre puede decir "Cómo manipuláis, ¿por qué ponéis en el periódico Detenido un ecuatoriano por pegar a su mujer? Si el tío fuera de Cuenca, ¿a que no lo pondrías?". El de derechas facha diría en cambio "Cómo manipuláis, ¿por qué no ponéis más grande que el maltratador era inmigrante? ¿por qué no publicáis que con ellos crece la delincuencia?". Los de derechas se suelen sentir en general más atacados. Supongo que será porque siempre (con matices, por supuesto) publicamos cosas que son verdad.

La reacción depende también de las profesiones y me refiero ya a cuando llamamos a alguien por teléfono para elaborar una noticia. A los médicos, por ejemplo, les damos urticaria y nunca mejor dicho. Este verano discutí con un médico por ello. Tienen pavor a que los malinterpretemos. Pero ellos no se dan cuenta de que "muchos" no nos vale para nada como respuesta. Estamos condenados al dato o al porcentaje. No es noticia que Muchos niños murcianos tienen piojos pero sí lo es que Tres de cada cuatro niños murcianos tienen piojos. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (excepto los bomberos, que por el horario y el éxito con las tías que tienen están siempre de buen humor) nos odian, a no ser que seas cronista de sucesos de un periódico desde hace 15 años. En cambio, los políticos y los sindicalistas están encantados de salir en la prensa... siempre y cuando sea para lo que ellos quieren, vamos, para comprarles la moto.

Ser periodista significa saber de todo un poco. Tienes que saber qué es una recalificación, qué es un libro blanco, qué son los tipos impositivos, qué meses abarca un año hidrológico, cuándo es la época de recogida del brécol, los nombres de todos los miembros del equipos de gobierno nacional, regional y municipal, qué es la receptación, qué son las vistas preliminares, qué es un contencioso-administrativo, qué es el ácido bórico, qué es una videoinstalación, quiénes son Kiko y Sara, quién ganó OT, qué estilo musical tiene El Fary (¿flamenco? ¿copla? ¿rumba?), qué es un interino, cuáles son las edades de los alumnos en cada uno de los cursos de la ESO, qué procesión sale el Jueves Santo y cuál es su paso estrella, qué es una fragata, qué quiere un cantonalista, cómo se construye un submarino (ay, Cartagena), en qué consiste el ramadán, quiénes son los candidatos electorales de Ecuador, quién es Adam Raga, quién es el mejor maratoniano español, cómo va Alonso en el mundial de F1 y si Barrichello le dejará pasar o no, saber que Aragonés es El Sabio de Hortaleza y Torres es el Niño, que Dinamarca es una monarquía parlamentaria, que en Ciudad Juárez asesinan a mujeres, cuánto vale el metro cuadrado en tu ciudad, cuál es el barrio más poblado, tienes que saber matemáticas (sí, amigos), desenvolverte en Internet como un otaku, hacer una foto como Frank Capa y retocarla como el que se las hace a Ana Obregón, no tener faltas de ortografía (sagradísimo), escribir con ritmo y ser rápido, tener una agenda de teléfonos insondable, leer libros buenos (no vale El Código da Vinci), ver mucho la tele y escuchar la radio, leer periódicos de acá y acullá, estar las 24 horas alerta, trabajar gratis cuando empieces (esa idea, aceptada totalmente por directivos de medios y recién salidos de la carrera, la odio), trabajar domingos, trabajar unos de enero y veinticincos de diciembre, que te llamen para decirte que lo que has escrito es mentira, que tu jefe te ponga un titular en portada cuyo parecido con la realidad es pura coincidencia, salir del trabajo cuando media España está con la bata y las zapatillas puestas hace horas, ponerte tenso cuando oyes una sirena de policía o ambulancia, llamar a gente que ni te conoce ni te quiere conocer a las tantas para que te valore una noticia, aguantar misas, juras de bandera y discursos de varias horas... y todo, para que luego te encuentres un colega y te diga "¿Que no sabes que cierran el pub nosequé por no tener licencia? ¡Pues vaya una mierda de periodista!".

Podría pasar horas escribiendo sobre la profesión, sobre las condiciones laborales, sobre tener que estudiar la carrera más absurda de todos los tiempos, con asignaturas más absurdas aún y que encima te intenten convencer de que son importantes, sobre que cada vez somos más y nos pagan menos... Pero no os aburriré más.

¿Compensa ser periodista? No tardo ni un segundo en contestar: Sí. ¿Por qué? Porque, como ya os he dicho, es la profesión más bonita del mundo.

Sonaban de fondo: Algunas piezas del Peer Gynt de mi tocayo Edvard Grieg, como En la cueva del rey de las montañas o La danza de Anitra.

P. D.: Romperé algo el romanticismo y añadiré que, muchas veces al día, cambiaría la profesión más bonita del mundo por un trabajo de oficina, de esos de deja para mañana lo que puedas hacer hoy y jornada intensiva. Pero bueno, aún soy joven... vamos, eso creo.

5 comentarios

Lola Gracia Martínez -

A veces es bonito...a veces una mierda...Estoy recuperando en unas semanas las gratificaciones,pocas, que tiene el periodismo. No sé soy ya periodista...tengo una marcada tendencia al escapismo a alejarme de la realidad..que me gusta poquito, poco

achopijo -

A veces somos periodistas... A veces otra cosa a medio camino... Está todo hecho Edu. Ese es el problema, que nuestro trabajo está hecho la mayoría de las veces y entonces... qué queda?? Es cuestión de tiempo. No tenemos tiempo y todo está hecho... pero si, somos jóvenes.

mery -

snif snif snif. VOY A LLORAR. Suscribo de arriba a bajo lo que has dicho y añadiría otra cosa: Se te ha olvidado que debemos saber allá por el 15 de enero a quien han elegido Don Carnal y Doña Curesma.
Buah! odio a la peña que sin tener ni puta idea de lo que hacemos nos critique alegremente. A esa gente le quitaba yo la radio despertador, el telediario de la hora de comer, y el puto periódico de los lunes, para el que unos cuantos pringados hemos tenido que trabajar hastas las tantas el domingo anterior.

Anónimo -

Flaco favor os hacen los periodistas del corazón en la tele. Es cierto que no solo los periodistas hablan de su trabajo, cuando se reunen.

Merce -

La verdad es que si, desde fuera, todos pensamos que es una profesión excitante, y la verdad, es que contaros algunas cosas, da un poco de "miedo".

Y es que hay que reconocer que no siempre es fácil ser totalmente objetivo.

Si te sirve de consuelo, no solo los periodistas hablan de su profesión cuando se juntan, eso le pasa a todos o casi todos.
Y si, eres joven, muy joven.