Gente que cae mal
Hay gente, y me voy a referir sólo a la gente famosa, que por alguna razón cae mal a todo el mundo (o por lo menos, a cuatro de cada cinco personas). No, no me estoy refiriendo a gente como George Bush, Sadam Hussein o Arnaldo Otegi. Me refiero a gente que no necesariamente ha hecho méritos para caer mal. A gente que cae mal porque sí.
Me ha venido esto a la memoria después de que en la semana que ya ha terminado hace un buen rato, nos enteráramos de que la nueva serie de Ana Obregón se despedía de la parrilla, por malos resultados de audiencia. Por lo que pude ver en algunos foros de Internet, y por las opiniones que he podido escuchar, la gente se ha alegrado. Se ha alegrado porque a esa gente "le cae mal Ana Obregón". Las razones son un tanto difusas. ¿Es por su forma de ser? ¿Por su forma de hablar? Aunque me incluyo entre los que no la tienen en alta estima, parafrasearé a Poncio Pilatos y diré que no encuentro en esta mujer ningún delito como para que la opinión pública la quiera crucificar.
Hay mil ejemplos más: Isabel Pantoja, que cae rematadamente mal, incluso peor que su marido, que tiene razones penales para caer mal de verdad. Fernando Alonso, del que todo el mundo dice que es un gilipollas, un estúpido, un creído y un antipático aunque nunca nadie se ha tomado ni un café con él y aunque es tan buen piloto (hoy lo ha demostrado) que sólo por eso merecería algo de indulgencia.
Un ejemplo que me maravilla es el de Letizia Ortiz, la princesa de Asturias. Pensadlo un minuto. ¿A cuánta gente le cae bien? A poca. Es (dicen) dominante, engreída, trepa, libertina... No sabemos muy bien por qué, pero todos lo decimos. Y no, no la conocemos. Joder, ésta ni siquiera habla a menudo por los medios.
Pero además de nuestras fobias, me llaman la atención nuestras filias. A la mayoría de la gente, por ejemplo, le caía bien y guarda aún un buen recuerdo de Jesús Gil. Un tipo que fue el que dinamitó, por ejemplo, lo que ha quedado ahora de Marbella. Que tenía pleitos a miles. Que estaba envuelto en un oscuro caso en el que murió mucha gente. Que insultaba a quien le daba la gana y cuando le daba la gana. Que no respetaba casi nada. Pero la gente le quería y los atléticos (como él nos llamaba) le tenemos como un hombre bonachón y entrañable.
Somos raros de cojones. Supongo que dependerá de la estrella con la que nazca uno. Debe ser una putada caer mal a todo el mundo, sin comerlo ni beberlo. Y tiene que ser increíble que hagas lo que hagas, o digas lo que digas, la gente te quiera y te ría las gracias.
Ni siquiera yo lo haré, pero cuando veamos en la tele a algún personaje que nos caiga especialmente mal y estemos dispuestos a glosar sus miserias, deberíamos pararnos un instante y pensar el porqué de nuestra fobia. Seguramente, no diríamos nada.
Sonaba de fondo: El lago de los cisnes, de P. Tchaikovsky
5 comentarios
Una que cae mal -
MC -
En cuanto a nuestra princesita pues si me cae mal, y creo que es un problema de que nos la vendieron como la mujer perfecta para el principe, toda España pensando que la mujer perfecta para reina, debía ser una mujer educada en los ambientes, de la realeza se entiende, ferviente católica, sin pasado reconocido, y de repente nos encontramos, que la futura es todo lo contrario, pero eso si nos intentan convencer (hasta la iglesia), que es perfecta perfectisima, pues no, a priori no lo era, pero eso si la prensa rosa y la otra también en un arranque de corporativismo para mi gusto exagerado, nos atraganto de "doña" Letizia y sus virtudes, pues no, no era la perfecta, (me refiero en ese momento), no entro en como lo esta haciendo ahora............por cierto ¿que esta haciendo?
Edu -
javi -
PD: jaja. viva edu!
Cris -