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Espadas en todo lo alto

Espadas en todo lo alto

Durante estas semanas que he estado inactivo por aquí, ha tenido lugar una noticia muy interesante. Hoy mismo ha tenido un último coletazo. Resumo:

a) Va la Junta de Castilla y León y anuncia a bombo y platillo que compra la Tizona, la legendaria espada del Cid Campeador, por 1,6 millones de euros a su propietario, el marqués de Falces, que la tenía depositada en el Museo del Ejército. Explican que la colocarán en la Catedral de Burgos y será la estrella de una exposición que se prepara con motivo del octavo centenario del Cantar de Mío Cid. La Cámara de Comercio de Burgos también puso pasta.

b) El día siguiente, va el Ministerio de Cultura y dice que bueno, que le parece bien que la Junta compre la Tizona, pero que le extraña que paguen ese pastón, porque la espada es más falsa que una moneda de tres euros. Vamos, que no es la del Cid. Explican que además, hay cuatro informes diferentes, de 1999, que niegan que sea auténtica. Incluso uno de ellos dice que es del siglo XV. Según Cultura, su precio real oscila entre los 200.000 y los 300.000 euros. Vaya chasco.

c) 24 horas más tarde, toma la palabra la consejera castellanoleonesa de Turismo, Silvia Clemente, que acusa al Ministerio de tener un "ataque de cuernos" y defiende la autenticidad de la espada. Según esta mujer, Cultura dijo lo de la falsa autenticidad para "atacar a Castilla y León" y como muestra de la preocupación del Gobierno por las elecciones del 27 M.

d) Pues por si fuera poco, hoy llega una familia asturiana, de Gijón para ser más exactos, y dice que la espada es suya. Con un par. Que resulta que son descendientes de un hombre de confianza de un anterior marqués de Falces, que recibió en herencia la espada. El actual marqués dice que un pijo como un botijo. Que la espada no va en la herencia y que el título lleva aparejado su posesión.

Vaya la que se ha liado por una espada. Yo, con el corazón en la mano, creo que la Tizona no es la auténtica. Me cuesta creer que cuando murió el Cid, en la Valencia de finales del siglo XI, llegara un payo y dijera "chacho, voy a guardar la espada del Cid, que seguro que vale una pasta dentro de diez siglos". Pues no es ná. Diez siglos. ¿Os imagináis la de mudanzas que tiene que haber pasado la Tizona? Y robos, guerras, inundaciones, incendios, huracanes... En serio, me parece casi imposible que se haya conservado la auténtica.

Pero os diré algo. Me parece fatal que llegara el Ministerio de Cultura a joder la marrana. ¿Para qué coño dicen nada? ¿Por qué tienen que decir que es falsa? Lo han dicho por joder. ¿Qué les costaba callarse? Dejar que Castilla y León, que Burgos celebre el octavo centenario del Cantar de Mío Cid por todo lo alto. Que la gente se acercara a ver la Tizona. Que los críos pudieran interesarse por ese trozo de acero de Damasco forjado en Córdoba, que conocieran quién fue Rodrigo Díaz, cómo era España en el siglo XI, quién fue el rey Alfonso VI y sus hermanos Sancho II y doña Urraca. Para que dejaran volar su imaginación. Para que nunca olvidaran quién fue Álvar Fáñez o Martín Antolínez o que Laín Calvo, juez de Castilla, era abuelo del Cid. Tenían que joderle la ilusión a un montón de gente, a un montón de 'cidófilos' que crecimos (aunque fuera pocos centímetros, como yo) oyendo las historias del Cid, visitando dónde nació, dónde vivió, dónde está enterrado, dónde yace su caballo Babieca...

A veces se le da demasiada importancia a la autenticidad de las cosas. Muchas veces, un objeto tiene el valor que a lo largo de los años le da la gente. Aunque sea un trozo de acero Made in Taiwan, la Tizona es la Tizona, es la espada del Cid. Es como si a los caravaqueños les dicen mañana que el lignum crucis que conservan es un trozo de conglomerado de hace 50 años. ¿Dejarían de venerar a la Vera Cruz? No.

Probablemente, muchas de las cosas que se veneran o se conservan por su valor histórico no sean auténticas: Hay cientos, miles de lignum crucis, tantos que, juntos, podrían ser como el Amazonas. Hay brazos incorruptos, espadas vencedoras, estandartes, lanzas... Es difícil que sea todo real. Pero da igual, joder. La ilusión de la gente vale más que un análisis del carbono 14. Pasa lo mismo con la Sábana Santa de Turín. ¿Quién no desea que sea realmente el lienzo que envolvió el cuerpo de Jesucristo? Por eso, casi que prefiero no saber si es auténtica o no. Además, no lo necesito. Sólamente la ilusión o la magia que puede suponer que sí sea verdadera merece la pena.

Por eso, amigos del Ministerio de Cultura, lo que han hecho está muy feo. Son ustedes un poquito cabrones. Pero da igual. Ese trozo de acero de Damasco forjado en Córdoba es la Tizona auténtica. A lo mejor en un laboratorio no. Pero en el corazón de muchos, seguro. La de verdad.

PD: La verdadera Tizona la tengo yo (foto).

3 comentarios

Edu II -

siempre pensé que la verdadera la tenia tu padre guardada en el cuartillo de la azotea y es con la que cortais la tarta de las bodas.

Cris -

Pues si, ojos que no ven corazón que no siente. Seguro que es la de verdad, jaja.

Merce -

Edu, que no puedo estar mas de acuerdo contigo, que hasta me he emocionado.Que es que los políticos no respetan nada.

Y, perdona que te diga, la verdadera la tengo yo en mi casa...venga hombre...